Genaro A. Cancino

X

Tan misteriosa como la noche,

tan enigmática como la Luna

¿por qué apareces bella y sempiterna

cuando el mar y su bruma

cantan al cielo estrellado sin reproche?

 

Ven a mí cuando el Éter calle,

    – cuando el silencio hable

       y las estrellas dancen –

 

¡O, Excelsa blancura!

Ven a mí cuando fenezca el crepúsculo;

sigiloso, me fundiré contigo

con Diana de testigo.

 

Ven a mí cuando desees,

sólo no te marches sin antes despedirte:

con un beso;

un beso que robe todo rastro de mi mente;

me haga desvariar y caer en tus manos, rendido.

¡Un beso gélido…

                                 sabor a muerte!