Nadie

Infierno I

Soy un libro escrito por la mano cruel y ciega del azar;

Mi voz es débil...

surge de las tumbas;

Mis pies están manchados de barro...

la piedad le es ajena a la tierra del cementerio.

 

Mi cuerpo hace temblar a Atlas,

y el llanto de Pedro me genera náuseas;

Mi corazón siente disgusto por la compasión...

añora y desea una macabra golpiza,

que rompan mis huesos 

y que mi sangre se libere de su prisión corporal.

 

Escapar de la verdad, la justicia y la moral,

alejar las costumbres, evitar el roce humano, 

huir de besos, abrazos y saludos de mano.

Admirar la destrucción y la furia indiferente de la naturaleza.

Escuchar el canto de los antepasados en las ruinas de los templos,

Y oír el susurro de dios asomarse en los ríos,

Y sentir miedo por el alarido salvaje de las montañas.

 

Soy la sombra que camina detrás de la soledad,

la maleza que contamina el campo de la vida,

las flores se marchitan al ver mis pies

y el pasto se esconde cuando escucha mi voz.

 

En mi diccionario la amistad se nego posar

y la muerte me teme porque la conozco demasiado.