SelenioE

Cuento "Me mudan y no quiero"

Un grito y un manotazo de rabia. Un breve silencio. Vanadia frente a su hermana, solas en la que ya no iba a ser su habitación nunca mas. Solas en la casa que sus padres habían vendido y de la que debían mudarse pronto.

Vanadia y sus 19 años. Había un dolor como el que puede sentirlo una planta con las raíces al aire. Una mano cruel apretaba, un ser querido que hacía daño. No había consideración alguna. Se sintió como un manojo de hierbas. Su olor a toronjil iba a ser regado por quién sabe dónde...

Y no quería. Rabia terca, casi infantil. Se tendría que ir, separarse con dolor, como la uña que el golpe lastimó.

Se sentó. ya tenía el cuello mojado, ahora las rodillas. Lágrimas como nunca antes había sido necesario. Ni permitido. Ni siquiera durante su ortodoncia, muy probablemente desajustada por la fuerza de su perfilada mandíbula de niña grande.

La hermana salió de la habitación. Con su cara pegajosa y adolorida, Vanadia siguió los pasos desertores y reclamó en silencio tanta falta de apoyo, tanto silencio de todo. hasta la uña la torturaba sin sonar a nada. El teléfono la incomodó, llevaba rato sentada sobre el aparato. Lo revisó y nada. Nadie te apoya en un momento así. Estás sola.

Sola y arrancada, Vanadia dejó de llorar. La tarde ya se llevaba las luces. No se levantó de donde estaba sentada. No cerró la puerta ni encendió las luces. La rabia le pesaba en su cuerpito de niña grande.