Elim

Descociendo el recuerdo

Intento dibujarte en los escasos rostros amables

que en estos días inventos de ti me miran,

más, no logro plasmar tu alegría.

Necia me la paso tratando de convencer a la vida,

a ver si uno de estos días por capricho a los imposibles

me devuelve un instante de tu risa.

¡Y duele, Dios sabe lo que me duele!

Porque de arder no ha parado el alma.

Bien sabes tú, a menudo me descubro

en conflicto con esa casualidad que ya no me sucede

es que no hay manera de reencontrarme

de camino a mi rutina con esa risa tuya

que invitaba a burlar la melancolía.

Pero sé, he de volver a encontrarme con tu alegría

en alguna calle del cielo…

Uno de estos días cuando Dios me regale

de sus amores tu abrazo en sueños.