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Nocturnos del alma.

No es tan fácil borrar de la mente el recuerdo;

 los tiempos que fueron se quedaron grabados.

 Se adentraron al fondo de un mundo lejano donde se oyen sus voces,

 y se escuchan sus pasos; y nos van persiguiendo,

 y nos van presintiendo, y nos van recordando...

 

 Más de aquéllos ensueños que nunca alcanzaron a mirar,

 en la aurora ésa luz que arrebata con divinos destellos pedazos de gloria;

 aún escucho su aliento divagar mi memoria;

 porque siguen soñando, porque siguen clamando, porque siguen latiendo!...

 Pero ésos amores que nos dieron placeres de aquéllos,

 que nunca nos dejaron sus huellas;

 y porqué si gozamos sus atardeceres,

 de su luz cual estrellas, de su amor adorado;

Ya no vive el recuerdo, tristemente... se fueron!

 Y ya se han olvidado!...

 Sólo habita por siempre un amor verdadero,

 ése amor que nos deja una marca en el alma;

 Que mostró una sonrisa en el llanto sincero de las noches de triunfo,

 de los bellos momentos, de las áureas en vela;

 los apuros, las quejas, y un sin fin de elementos!...

 ¡Esa vida de ensueño!

 Esa voz que nos llama!

 ¡Que nos deja suspiros muy dentro del alma!

 Que vuelve las noches cuando siempre se extraña,

 un recuerdo sagrado de los años que fueron;

 del presente anhelado ¡Que nos sigue deseando!

 ¡Que seguimos amando y seguimos creyendo!...