Venado Azul

El beso del Xtabay

A partir de ahí el único miedo que existe es que esta historia no sea cierta. El encuentro de un hombre y una mujer en la noche mas solitaria de sus vidas, no es el producto de una casualidad común, se trata sin duda de un destino. Alguien los juntó ahí, en el peor momento para ambos, y cuando más lo necesitaban.

Allí comienza la historia que nunca termina. Ella lo había esperado siempre, nunca más estarás solo le había dicho. La fuerza de Dios, o del Diablo, abrieron los labios de la mujer, y arrastraron al hombre apasionado al beso eterno de la Flor-Xtabay. Ella descendió del vehículo, y lo miró de cerca, le acarició la mejilla, y le preguntó al oído, ¿Y si caminamos?

El hombre no se resistió, bajó al camino y abrazó su cintura con mucho deseo. Al tocarla sintió que su piel era muy delicada, demasiado fría, aún así se aferró a ella, que tomó su mano, y lo jaló a perderse para siempre en las entrañas de un paraíso lujurioso. Se amaron por primera vez a sesenta metros de profundidad, en el fondo oscurecido de la cañada, junto a los hierros retorcidos del vehículo azul que humeaba, mientras que adentro, aplastado por el peso de su motor, el hombre entregaba a la noche el último aliento de vida.

El rey de Siyankán, año del dragón.