Mi vida ya no es mía,
Te pertenece a ti:
Tú me compraste!
Fue precio pagado con tu sangre,
Gota a gota fue pesada,
Y valorada más que el oro.
Por mí y mis pecados lo diste todo,
Es mi humanidad la que no entiende,
Siendo yo tan vil y tu tan puro,
Como te entregaste sin queja?
Como te entregaste a los injustos’
Como permitiste que te laceraran?
Como permitiste que te humillaran?
Y no puedo mirarte, pues tu mirada amorosa
No puedo resistir.
Si tu mirada, tan triste y a la vez tan hermosa.
Tu mirada que escudriña hasta lo que yo no conozco en mí.
Y quebrantado me arrepiento,
Cuando en mis valles de tormento,
Me alejo de tu amor.
Me olvido que en tu sangre se borro gran transgresión
Me olvido que me amaste, hasta magna humillación.
Que he de decir: ¿SOY PECADOR!, YO LO CONFIESO!
Pues aunque veo tu corazón abierto,
Me olvido que fuiste derramado gota a gota,
Fue tu cuerpo torturado, y en tu boca,
No hubo exclamación de desaliento.
Fuiste al madero, OH MI AMADO, LO LAMENTO,
Pues a sabiendas que me amas,
Mi corazón no se derrama,
De la forma en que lo haces.
Y tu precioso amor me llama al encuentro
Y aunque quiero seguirte no te quiero
En la forma en que me amaste.
Encuentro respuesta en ti, en tu gracia,
Que me abrió las puertas de los cielos.
Solo en tu amor es que comprendo,
Cuanto amor en misericordia derramado.
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Autora: Bero Luna