En la cuarta estación de mi vida
la hiel ha llegado a mi cama
tiemblan las tablas en secretas orgías
que duermen en el ayer.
deshojando recuerdos.
Sin reproches
te dejo abrir mis carnes
tomando de tu cáliz
la esencia natural
al ver en la ventana
en el caníbal de dos décadas
donde caen mis labios.
Hoy
los hombres ronronean
en mi piel
los dejo entrar
sofocando tus huellas
ellos beben
de mi espalda
el licor
que no quisiste.