Cuando la tarde acampa, soñadora
en el lienzo desnudo del ocaso,
derrocho mil intentos y fracaso
en la penumbra, atroz devoradora.
Que poco entiende mi alma trovadora
que sueña cabalgando su Pegaso,
a líricos galopes se abre paso,
en la perplejidad trasnochadora.
La soledad despoja a la pasión
y muere en el intento de olvidarte,
la efímera esperanza y la razón.
La oscuridad se vuelve una prisión
y en el intento mismo de arrancarte,
me arranco sin piedad el corazón.