Dante E. Carlini

EL VIAJE DE LOS POEMAS MUERTOS

Mi silencio ajeno

no deja de pensar,

de buscar,

de andar la musa.

Su mítico camino,

un laberinto abierto,

un laberinto infinito,

un campo fértil,

sin alambrados, sin límites.

Un silencio que no para de hablar,

repetir frases sonoras

y olvidarlas sin tinta,

sin registros que las hagan permanecer.

Viven fugaces y mueren,

viven tan repentinamente

que no se advierte su existencia.

Viven, pero en el olvido, un abandono

cruel e involuntario.

Una vida apenas necesaria para registrar su muerte.

No puedo demostrar la afirmación,

pero sé, lo sé.

Hay más poemas muertos,

poemas abortados,

que vivos.

Es así

y seguramente han sido

más bellos, ciertos y certeros,

que todas las poesías vivas.

¡Lo sé!

Ellos vuelan, andan,

nadie los ve,

nadie los conoce,

nadie los lee.

Ellos subsisten

en el paranoico instante

de subterráneos cielos lejanos.

Recluidos en un interminable peregrinar,

un viaje a lo que nunca se alcanza,

a donde nunca se llega,

allá a donde emigran las almas.

Al viaje eterno e infinito

de lo desconocido,

a dónde nadie nunca llegará.

El viajar en la no existencia,

lejos de ser una contradicción

es un viaje utópico, que existe.

 

 

Dante E. Carlini