Gerardo Barbera

EL ESPECTRO

Todos los días la hierba crece,

el sol se acerca a mi rostro,

mi silencio aparta la mirada de los otros,

piso el verdor y me siento libre,

miro el rostro de aquel vecino y no reconozco 

la libertad de la conciencia ni el derecho a vivir.

Me siento extraño entre tantas personas,

odio tener que venir a este mercado callejero,

 el olor me persigue, quiero arrancarme la piel. 

A veces hablo con mi loro, con el perro,

no veo la televisión, nada de radio, silencio total,

quisiera que el universo se callara,

no escuchar esa música de los vecinos,

buscaré un lugar profundo en el mar,

ahí me esconderé de ustedes, de cada uno,

a todos los conozco, sé sus nombres, direcciones,

no podrán alcanzarme,

seré una sombra y me uniré

a la cascada de espectros nocturnos

que diambulan entre la mente de los enfermos,

¡Sí, eso seré, un espectro común!

Una alucinación que desaparece,

un momento alcohólico del borracho

que duerme tirado en la acera, sin amigos,

sin humanidad, sin esencia, sin sueños.

solamente mis ojos serán su último respiro.