Gerardo Barbera

EL VIEJO EN LA CANTINA

Era la noche de un sábado oscuro,

las copas y las botellas danzaban,

los rostros sin nombres tomaban licor,

el humo de cigarrillos impuros

dibujaban las voces que se alzaban

olvidando en las cantinas el amor.

 

El hombre viejo vestìa de negro,

su mirada fija buscaba la muerte

caminó hacia la barra, tomó un trago

se había cansado de ser el suegro

malditas sombras decidieron la suerte

hoy beberìa del licor amargo.

 

El hombre joven cantaba a la vida

sus proezas en los peligros y juegos

triunfante en los caminos de mujeres

amante de la esposa y de queridas

no lo detenìan lluvias ni fuegos

para brindar a todas sus placeres

 

El hombre viejo acariciaba el arma

tomó otro trago para darse valor

caminó hacia la mesa lentamente

llevaría su venganza con calma

De pronto, sonó el disparo...¡què terror!

"¿Què pasa, mugriento viejo demente?"

"¡Matò a ese perro lleno de sarna!"

"¡Desarmen al pobre loco, por favor!"

"¡Antes de que mate a un inocente!"

 

 

A los días salió del calabozo

en su mente dormía la hija muerta.

Una celda no aplacaría su ira.

El camino del odio es doloroso,

habrá muchas cantinas, otras puertas,

buscará al joven y vengará a su hija.

Llegará el día soñado y grandioso

cuando la barca con alas abiertas

se lleve al viejo a lugares hermosos.