Doblezero

LA PRIMERA VEZ

 

 

LA PRIMERA VEZ

por Doblezero

 

En una orilla de juncos

le dije que la quería

desde la flor de la fe

 

y tiritaron los mundos

de todas esas esquinas

del alma de una mujer.

 

Su cuerpo era de cristales

y el mes de agosto surgía

alrededor del ciprés.

 

Por las laderas de pinos

con hojas verdes y finas

la sombra vino a crecer.

 

Salió la luna a alumbrarnos

la oímos tras las colinas

escalando para caer

 

como un aliento de plata

sobre la paz de la ardilla

mostrando su desnudez.

 

Ella guardaba en su boca

silencios de celo, chispas

y el fuego de Lucifer.

 

Ella enjaulaba en su boca

gemidos de alma adictiva

y un beso para morder

 

con su saliva caliente

los labios rojos de arriba

y los de abajo también

 

mientras olía el entorno

húmedo con esas briznas

azules del anochecer.

 

Ella escondía en su falda

dos muslos en celosía

vehementes de placer

 

y en mi cabeza fraguaban

brasas de la adrenalina

del cálido acontecer.

 

En sus dos ojos los galgos

hambrientos de amor mordían

a las presas de mi piel.

 

Mis manos creaban lentas

corrientes de seda fina

por sus mejillas de miel.

 

Ella en mi helénico torso

suspiros de Gea perdía

desde sus ojos sin ley

 

sobre la cumbre de Venus

llena de noche adictiva

sin gobernanta ni juez.

 

Yo desvestía pecados

frutales de su camisa

y ella robó mi adultez

 

con  manos de vergonzosa

tan suaves como abrasivas

y maduras de niñez.

 

Yo buscaba en su mirada

el sexo entre las costillas

coloradas de su tez

 

mientras besaba su cuello

en esa preciosa orilla

de nuestra primera vez.

 

Autor: Doblezero