María B Núñez

Un amor sin mañana...

 

Esa noche en medio del silencio

y con los ojos inundados del ayer,

nos dijimos adiós irremediablemente.

Una cascada de lágrimas hizo eco en la tristeza

que bien disfrazada se encerraba en el alma.

 

Las caricias se estrellaron contra el ruido de los pasos

que en silencio marchaban hacía un duelo de recuerdos,

nuestro adiós no necesitó palabras, el silencio habló

en los latidos de nuestros corazones aprisionados.

 

Esa noche nos miramos por última vez en los cristales

empañados de unos ojos tristes, solitarios y repletos de memorias.

Nuestro adiós fue silente, sin llanto, sin reproches, sin

horizonte alguno y sin las promesas de un eventual  mañana.

 

Nos despedimos sin palabras, solamente acompasados con las notas de

los tantos recuerdos  bonitos que juntos vivimos.

No hay tristezas porque no caben en el alma de aquella fría lápida.

donde un día enterramos para siempre nuestro amor prohibido.

 

María B Núñez