Sergio Jacobo "el poeta irreverente"

A LA ORILLA DEL RÍO DE LOS REMEDIOS

 

Y me acerqué al río

me aproximé con sigilosos pasos

(ese río es igual que yo

                 no tiene dueño)

Así me senté a la orilla

como cuando era un joven

un simple adolescente del camino

-pero no fue sencillo ese recuerdo-

No eran las mismas aguas de entonces

ni yo

era un chiquillo…

 

 

(Quizás él es más viejo)

Por eso el silencio de sus aguas me llamaba;

en esos momentos es táctil el sentimiento

un tanto turbio…¡pero duele!

Porque las emociones no dejan cicatrices

son heridas que nunca cierran

y –borbotea la sangre-

al igual que un geiser en la madrugada.

 

 

Sólo sé que salí a caminar

pasaba a la vera del río  -y me detuve-

es a veces extraño el hombre

que no tiene dirección

-se contagia de la risa de los amigos

o es empapado por los nostálgicos suburbios

que lo atropellan

a veces-

                    –en algunas tardes como ésta-

 

 

Me sabe la boca al agua de ese río

(no hay nada peor que recordar

                 lo que causó un olvido)