FELINA

¡NO DIGAS NADA,... QUE EL SILENCIO OTORGA!

Fue tan elocuente tu silencio...

que pude comprender, que no me amabas,

de repente me quedé sin tu mirada...

y la mía… divagando en la nada.

 

Ojalá te arrepientas de ser necio...

castigándome tan cruel, con tu silencio,

no valoraste el amor que te ofrendaba,

los ojos bajaste, por no encontrarte mi mirada.

 

Tuviste miedo de saber que yo te amaba...

tuviste miedo del amor que yo te daba,

si ahora quieres hablar... no digas nada,

ya es muy tarde… ¡Emprende tu retirada!

 

Ya no soy tuya, tienes que acostumbrarte,

que mi amor no lo hallarás en cualquier parte.

¡No digas nada... qué el silencio habla!

y la mirada dice más de mil palabras.

 

El fuego encendido se apaga…ya no arde,

dispersas por el aire quedan las cenizas,

formando remolinos con el viento de la tarde...

¡Para quedar sólo  las pavesas,

de un amor ya extinto...que dispersó la brisa!

Felina