Y aquella noche intensa, aquella noche de fuego. Aquel momento en él q por el dulce veneno de tus labios, me entregue entera. Te abrí mi pecho, y te di posada, posada eterna.
Aquella noche de amor que embriagaba, aquella noche de besos que mataban. Aquellas primeras caricias de tus manos, inventadas suavemente por tu alma.
Aquella habitación oscura, en la que tu tacto recorrió mi piel, y la piel de mi alma también. Aquellos besos que aún en mi recuerdo me enloquecen. Aquellas manos que en contacto de mi piel, me hacían tuya una y otra vez. Y aquellos cuerpos, nuestros cuerpos que se fundieron, sin hacerlo. Y esas almas, que salieron de nosotros y regresaron pero intercambiadas.
Y tu lengua enloqueciendo mi boca. Y tu piel, arrebatándome la razón. Y tu mirada robándose descaradamente mi corazón. Y aquella ropa tirada en el suelo, tapizando nuestro encuentro. Y aquel “te amo”, que de mis labios envenenados salió, sin miedo a retornar y de todas formas sin ganas de hacerlo.
Y tu espalda haciendo eco de mi cuerpo, y tu tatuaje que solo lo he visto 2 veces. Y ambas han sido desnuda, tocando tu piel. Y qué decir de aquella tarde, en que de nuevo me enloqueciste. En las que tus manos redescubrieron mi cuerpo, en la q tu boca me robo el aliento y en la q tu esencia invadió mi ser.
Y en la que me enamoré de nuevo, en la que recordé porque no podía respirar sin ti. En la que encontré el amor y el placer en una sola piel, en tu piel, en nuestra piel. Eres una mezcla perfecta de cosas, eres una mezcla perfecta de mí. Increíble ver el cielo en una habitación. Increíble escribir mi historia en tu espalda.
Increíble amar cada cosa de tu piel, cada parte de ti. Increíble enamorarme de mi misma en tus ojos. Y enloquecerme y centrarme al mismo tiempo con solo oír tu voz. Amo fundirme contigo, escuchar cuando me hablas desde tu alma. Amo verte dormir y mientras lo haces imaginarme q en algún momento al despertar estará tu aliento, tu piel y estarás tú. Eternamente tú.