Carlos Dguez

Presente y pasado

Una vez sin piedad cerré la puerta

al amor que se compra con dinero,

a ese amor que jamás será sincero,

y desde entonces mi alma quedó muerta.

Pero cuando el otoño se posó en mi huerta,

un buen día en que agonizaba junio,

por un raro sortilegio de aquel plenilunio

llegaste tú con tu mirada incierta.

Preguntabas de dónde te conocía tanto,

nos citamos para una noche de confesiones,

y por esas rarezas que traen las confusiones

me dejaste extasiado con tu encanto.

Y lo que empezó como un fugaz encuentro

ee convirtió en un vicio cada noche,

en ellas hacemos del amor derroche

pues te metiste en mi alma muy adentro.

Hoy no me queda nada del pasado

pues lo enterré cuando tú a mí llegaste,

desde que tú a mí te entregaste

por siempre te amaré, te amo y te he amado.

29/03/2011