Releyendo «Antígona», de Sófocles

Releyendo «Antígona», de Sófocles

Ya sé que muchos deben pensar que últimamente me he vuelto algo monotemática. Puede que tengan razón, aunque creo que ciertas reincidencias no vienen nada mal… O a lo mejor lo que ocurre es que me miento para no pensar que estoy obsesionada con los griegos. Ya saben lo duro que resulta aceptar nuestros desórdenes mentales.

A raíz de los artículos sobre las tragedias griegas y en particular sobre Esquilo, Eurípides y Sófocles me dieron ganas de revisar algunas viejas lecturas. Y la primera que ha caído es «Antígona», una obra que en su momento me conmovió profundamente y que, a diferencia que lo que me ha sucedido con otras historias, en esta relectura no me ha defraudado.

Breve sinopsis de Antígona

Ha terminado la guerra. Polinices y Eteocles, los dos hijos de Edipo, han muerto (se han matado mutuamente). Comienza la obra con la imagen de Antígona que va en busca de Ismene y le solicita su ayuda para enterrar el cuerpo de Polinices. Aunque su hermana se rehúsa a ayudarla, Antígona no desiste de su plan.

Esta tarea es complicada dado que Creontes ha ordenado que como castigo a su traición (recordemos que ha luchado contra el ejército del pueblo de Tebas) su cuerpo quede insepulto; debido a su accionar no merece recibir la santa sepultura que sí se le otorga a Eteocles, que defendió las fronteras del pueblo.

La guerra ha terminado y todo el pueblo celebra la victoria y la paz que vienen ha terminar con los horrores que la batalla ha desplegado sobre la tierra. Pero esa tranquilidad se ve interrumpida por la irrupción en escena de los guardias encargados de vigilar el cadáver de Polinices (para que nadie contravenga la ley impuesta por Creontes). Antígona ha sido detenida mientras llevaba a cabo los ritos funerarios en honor de Polinices.

Releyendo «Antígona», de Sófocles

Creontes duda también de Ismene. Y, aunque Antígona afirma que su hermana no tuvo que nada que ver en el delito, él la manda a traer en su presencia. Contra todo lo esperado, Ismene manifiesta haber ayudado a Antígona, incapaz de correr suerte diferente a la de su hermana. Ambas son encarceladas hasta que Creontes decida qué hacer con ellas. Sin embargo, más tarde, Ismene será liberada mientras que la condena que cae sobre Antígona es el ser sepultada en vida (encerrada en una cueva con algo de comida hasta que finalmente la alcance la muerte, sola y olvidada por todo el pueblo).

En medio de este panorama visita la ciudad un viejo sabio de nombre Tiresias que se dirige seriamente a palacio a hablar con Creontes. En su encuentro, le aconseja cambiar el rumbo de los acontecimientos puesto que su mal obrar contra Antígona ha ofendido a los dioses y esto puede traer severas consecuencias para él. Negros presagios se ciernen sobre todo el pueblo y en particular sobre su casa (su familia).

Atemorizado, Creontes corre al lugar donde está encerrada Antígona dispuesto a dejarla en libertad. Pero las cosas nunca son tan sencillas en una tragedia: el mal ya ha abrazado su tierra y a su familia. Lo que allí encuentra Creontes y lo que más tarde sufrirá lo marcarán para siempre.

Releyendo «Antígona», de Sófocles

Sófocles y la construcción de sus personajes

Una de las cosas más interesante de esta obra y de todo lo creado por Sófocles es el especial interés que presta a la caracterización y construcción psicológica de sus personajes. En este caso, el cambio que vemos en Antígona desde que comienza la tragedia hasta que concluye es alucinante, de una riqueza extraordinaria.

Esa mujer fuerte y segura de sí misma, capaz de contravenir las órdenes de un hombre temido como Creontes, se vuelve sumisa y callada cuando camina hacia su destino mortal. El peso del abandono de Creontes y todo el pueblo es tal que se ve invadida de tristeza y desolación. Sólo por admirar la belleza con la que Sófocles pinta esos cambios vale la pena leer esta fabulosa obra.

Otra característica de esta historia son los ambientes en los que se desarrollan los hechos que nos permiten comprender cuáles eran los sitios emblemáticos de la vida social en Tebas: el palacio, las zonas aledañas a la ciudad, la plaza y la cueva (prisión donde iban a parar los que contradecían los edictos del gobernante). A través de la historia podemos ver que en cada uno de estos lugares tienen lugar los hechos relevantes, los cuales no han sido elegidos al azar sino para plasmar la constitución de toda la estructura jerárquica de la sociedad griega.

En esta obra, Sófocles nos ofrece no sólo una historia entretenida y llena de guiños a la forma en la que solemos reaccionar los humanos frente a los problemas de la vida, sino también una interesantísima lectura en torno a lo efímero que es el poder y lo poco que los humanos pueden predecir y amasar las consecuencias de sus propios actos. Otra lectura que cabe es pensar en que la muerte y las fuerzas del mal siempre tiene más poder que cualquier criatura humana, incluso aquellas que gozan de prestigio y riquezas.

Sin duda, Antígona es una de esas tragedias inolvidables. Y sólo cuando vuelves a leerla entiendes por qué. ¿Todavía creen que esta obsesión podría tener algo de perjudicial? 😉

Releyendo «Antígona», de Sófocles

Comentarios1

  • Kaspard

    Una enriquecedora obsesión.... ¿paradójico?... Quizás... igual que la argamasa de que estamos hechos...



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