Lo que no puede faltar en un buen poema

Lo que no puede faltar en un buen poema

Hace unos días les traje un artículo con métodos para recuperar la inspiración y sentarnos a escribir. Continuando con el tema de la escritura, hoy les traigo un artículo sobre algunas de las cosas que no pueden faltar en un buen poema. Espero que estos consejillos les sean útiles.

Crear imágenes sólidas

Seguramente dentro de las disciplinas artísticas es la poesía una de las que mejor sabe apelar a los sentidos y tocar la fibra sensitiva de los que se acercan a ella; para conseguirlo se vale de una serie de imágenes concretas y descripciones particulares que sumergen al lector en un viaje apasionante de palabras y sensaciones.

Al escribir debemos perseguir la precisión pero también la estética: usar imágenes concretas y a la vez descriptivas es una forma muy recomendable de poner en práctica este punto.

A través de frases concretas y sencillas pero profundas podemos llegar de forma intensa a nuestros lectores y provocar en ellos una reacción sensorial que los transporte.

Si la poesía no nos sirve para volar ¿para qué escribirla?

Lo que no puede faltar en un buen poema

Vivimos en una realidad concreta pero también experimentando sensaciones y vivencias que no lo son: el amor, la ira, el odio, la felicidad son conceptos abstractos que, irrisoriamente, consisten en el pilar de nuestras vidas: sin ellos no seríamos capaces de sonreír; son los responsables de que nos sintamos vivos.

Pero escribir de las abstracciones resulta una tarea un tanto compleja; es difícil construir un poema partiendo de algo indefinido (que no podemos tocar ni ver). Por eso, no podemos concebir la poesía sin los recursos literarios; ellos nos sirven para unir conceptos reales a emociones o sensaciones. A través de una imagen concreta podemos conseguir que el lector se acerque a ese elemento abstracto.

Lo que no puede faltar en un buen poema

Hace un tiempo leí por ahí que la poesía sin la realidad no existiría; a simple vista me pareció absurdo; no obstante, al pensarlo más a fondo pensé, todo lo que imaginamos parte de lo que ya conocemos, si no conociéramos esta realidad ni la poesía, ni siquiera la literatura sería posible tal cual la concebimos.

Por tanto saber interiorizar las nociones abstractas partiendo de lo que nos rodea, de la sencillez que habita en nuestro entorno, puede ser indispensable si deseamos escribir poesía. Y, de nuestro esmero por conseguir cada vez mejores asociaciones entre realidad mágica y pragmática, reside lo buena que puede llegar a ser nuestra poesía.

Aprender a jugar con el ritmo

Un poema sin ritmo puede considerarse muerto. Una de las características que más define este tiupo de escritura es la melodía que fluye de sus palabras, el baile al que se ciñen los conceptos y los colores que pueden desprenderse de ellos.

Encontrar el ritmo preciso para nuestro poema puede ser dar con uno de los elementos fundamentales; dotará de belleza y de sentido a todo el cuerpo. Pero también debemos ser cuidadosos: el ritmo es necesario pero no debe ser pegajoso y predecible; además, el que escojamos debe responder a las necesidades de la idea poética.

Debes saber por tanto que aunque busques una desarmonía constante en el poema, habrá ritmo y él debe responder a lo que buscas.

Lo que no puede faltar en un buen poema

Aprender a usar los recursos literarios

En el mundo de la lírica hay numerosas herramientas que nos ayudan a mejorar nuestra expresividad.

Es probable que las utilicemos sin siquiera darnos cuenta (descubriéndolas más tarde); no obstante, debemos saber que existen y qué permite cada una de ellas.

Entre estas herramientas se encuentran los recursos literarios, la métrica y ciertos recursos que nos ayudan a mejorar nuestro decir poético.

Otorgarle al poema un giro final

Muchas veces estamos leyendo un poema y lo terminamos sin darnos cuenta; nos quedamos en suspenso sin comprender bien cómo ha hecho para irse tan deprisa sin que nos diéramos cuenta: conseguir esto es sumamente difícil, implica dejar a un lado los mensajes y pensamientos que en cualquier poema entrarían en las últimas líneas para abrir un orificio por el que el poema se cuele y comience a vivir en el que nos lee.

Esto no significa dejar el trabajo a medio hacer, se pueden conseguir preciosos poemas redondos sin necesidad de tapiarlos completamente.

Las últimas líneas del poema son fundamentales, dan sentido al resto de las líneas pero deben tener alas, para que el poema siga viviendo más allá de esa hoja: dejar que el lector se quede pensando en algo o sienta una determinada emoción puede ser sumamente enriquecedor para la poesía.

Lo que no puede faltar en un buen poema

Comentarios3

  • Rapsodico

    Tomo nota de estos vitales consejos para intentar que lo escrito cautive. Artículo muy ilustrativo. Me encantó. Un abrazo, Tes.

  • misal

    Muchas gracias por este tipo de artículos, me resulta muy práctico.

  • Nhylath

    Gracias Tes... siempre aprendiendo cada día de tí!



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