Las mejores obras de teatro de Gonzalo Torrente Ballester

El Premio Príncipe de Asturias en 1982, el Planeta en 1988 o el Miguel de Cervantes en 1985 fueron algunos de los reconocimientos que a lo largo de su trayectoria literaria consiguió el escritor gallego Gonzalo Torrente Ballester (1910 – 1999). Estos sirvieron para dejar patente su calidad narrativa y su capacidad para crear personajes atractivos que se convertían en ejes centrales de historias que se acercaban a la realidad del momento.

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Muchas fueron las novelas y ensayos que el autor realizó durante su vida. No obstante, en este caso, queremos centrarnos en sus obras de teatro más significativas y que han pasado a ser referentes dentro de la Literatura española:

República Barataria. En el año 1942 fue cuando se presentó de manera oficial este trabajo, que gira en torno a dos personajes totalmente opuestos que vienen a ejercer como representantes perfectos de dos actitudes humanas distintas. Así, por un lado, se encuentra el religioso Lizst y por otro, está un activista que responde al nombre de Petrowski.

De esta manera, a través de los protagonistas y de las señas de identidad de cada uno, el autor consigue plantear las divisiones que existen en la sociedad del momento así como las ideas, sueños y valores que cuentan unos hombres y otros.

Una singularidad de este texto de Gonzalo Torrente Ballester es que nunca llegó a representarse.

Lope de Aguirre. Otra de las obras teatrales más importantes de cuantas salieron de la pluma de este intelectual gallego es la que ahora te damos a conocer, que se estrenó en el año 1941.

La historia que se narra, al igual que sucedía con la del trabajo anterior, sirve para demostrar cómo es el ser humano, qué valores posee y qué deficiencias cuenta en detrimento de sí mismo y del resto de la sociedad.

En concreto, el protagonista es un conquistador que se marcha a tierras americanas para descubrir nuevos rincones y apropiarse de ellos. Esto hará que él sea siempre un hombre dual y contrapuesto en todo momento. Y es que, por un lado, su conciencia religiosa le establece determinados dictámenes o patrones que debe llevar a cabo. Pero, por otro, en choque abierto con ella, se halla su sed de poder, de riqueza y de fama.

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Atardecer de Longwood. En el año 1950 fue cuando se produjo la publicación de esta obra teatral, que, sin embargo, no sería hasta después de morir su autor cuando se llevó a las tablas de un escenario.

La historia que se narra tiene como protagonista indiscutible a Napoleón Bonaparte. En concreto, en ella se realiza un repaso por lo que fueron los últimos días del general francés en la isla británica de Santa Elena, donde fue desterrado y donde encontró su muerte el 5 de mayo de 1821.

Sus miedos, sus temores, sus recuerdos, su desolación ante la situación en la que se encuentra, su notable preocupación por el estado de salud que tiene o incluso su añoranza por su tierra natal o por los momentos gloriosos que ha vivido son así el eje central de esta obra teatral, una de las más emblemáticas de la bibliografía de Gonzalo Torrente Ballester.



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