Fiódor Dostoyevski: la herencia de un padre alcohólico

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Fiódor Dostoyevski: la herencia de un padre alcohólicoAcabo de salir de la preciosa travesía que ha sido la lectura de «Curso de literatura rusa» de Vladimir Nabokov, y a raíz de ella me he dado cuenta de que aún no he escrito en el ciclo de literatura y alcohol sobre un escritor que me fascina. Se trata de Fiódor Dostoyevski, quien mantuvo una relación llena de desesperación ante este y otros vicios; un autor que mientras se dedicaba a escribir obras monumentales se dejaba absorber más y más por la bebida, como si de un hechizo se tratara.

En la infancia y el padre

«De tal palo tan astilla». Viejo refrán que hemos aprendido a pronunciar con soltura casi antes de saber escribir, indica la puerta de entrada a la vida adulta, nos permite un atisbo a ese mundo nebuloso que vemos desde chicos, y sin embargo no lo vemos con tanta claridad. Fiódor Dostoyevski se pasó gran parte de la vida luchando contra aquella sentencia, sin conseguir derrocarla del todo. Es más; cuanta más insistencia ponía en destruirla, más se embarraba.

Fiódor Dostoyevski nació el 11 de noviembre de 1821 en el seno de una familia muy humilde. Su padre que era médico ya estaba retirado y cobraba una pensión militar que le permitía a duras penas mantener a la familia y satisfacer sus deseos alcohólicos. En los recuerdos de Fiódor, su padre era un hombre autoritario y nada cariñoso que prefería un vaso de vodka a una reunión apacible con sus hijos. Su madre era una mujer muy dulce e instruida que inculcó a los niños la protección y el afecto que no obtenían de su progenitor. Cuando Fiódor tenía 16 años su madre murió de tuberculosis y comenzó para él una etapa de infortunio y soledad. Se cree que puede haber manifestado los primeros síntomas de depresión que se agudizaría con los años. Una enfermedad, quizá, heredada de ese padre violento y alcohólico.

Su ingreso en la Escuela de Ingenieros Militares de San Petersburgo, cosa que él no deseaba pero que llevó a cabo para satisfacer las intenciones de su padre de tener un hijo que siguiera sus pasos, fue un momento decisivo en su vida. En las largas horas de soledad, durante el período en el que no tenía tareas, Fiódor se aficionó a la lectura y comenzó a dar sus primeros pasos como escritor.

Fiódor Dostoyevski: la herencia de un padre alcohólico

El alcohol como eslabón entre vida y literatura

El alcohol ocupa un lugar crucial en la obra de Dostoyevski, donde aparecen hombres que andan perdidos en un mundo que no entienden y que se desquitan esa extrañeza zambulléndose en el alcohol. Y a través de la bebida intentan comprender cómo es el mundo, por qué tiene cabida en él el sufrimiento y de qué forma se le puede sacarle algún provecho.

Sus años en Siberia, donde fue destinado como condena por haberse relacionado con un grupo de militantes políticos, por haber abierto demasiado la boca y la cabeza, también marcaron profundamente su sistema emocional. De esa experiencia surgieron las «Memorias del subsuelo» donde deja un impresionante registro de cómo eran tratados los presos durante la época del zar. Su regreso al mundo de los hombres libres nunca se dio del todo, ya que quedó profundamente marcado por esta experiencia, la cual se vería reflejada no sólo en su obra sino también en la forma en la que la bebida comenzó a ocupar un lugar cada vez más importante, como lo había hecho con algunos de sus personajes más inolvidables.

En su obra, la bebida sirve como un hilo conductor que va enlazando los diferentes momentos clave de la historia; en su vida personal, parece un espacio al que se acerca como quien busca a tientas un refugio, quizá con el deseo de volver a los brazos de su madre; a esos brazos que lo contenían cuando la epilepsia empezaba a aquejar su sistema nervioso.

En febrero de 1881, Fiódor falleció a causa de una hemorragia pulmonar, que vino precedida de un fuerte ataque de epilepsia. Es importante señalar que en su escritura si bien hay mucha tristeza y un sentimiento profundo de culpa, sus obras se encuentran llenas de sarcasmo y de ironía y eso les aporta una riqueza difícil de encontrar en otros autores existencialistas. Sin duda, en cada escritor podemos encontrar una relación particular con la bebida. Ernest Hemingway, Charles Bukowski, Shirley Jackson, Dorothy Parker, Jane Bowles… A lo largo de este ciclo hemos visto que la forma y las razones por la que los autores se dieron a la bebida fueron muy diversas. En Dostoyevski sin duda fue un desesperado deseo de recuperar la infancia en la que se sintió protegido y querido.

Fiódor Dostoyevski: la herencia de un padre alcohólico



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