Augusto López: «Creo que las revistas culturales son una cosa muy interesante»

Entrevista Augusto López (Segunda Parte)El Café con Libros es uno de los rincones más bonitas de la Plaza de la Merced. A pleno sol en cualquier época del año permite absorber el ritmo de la ciudad, los aromas de la estación de turno mientras se disfruta de la lectura, de un café, o de una conversación.

Y aquí estuvimos con Augusto López, conversando sobre sus intereses literarios y el trabajo que realiza en la asociación cultural Mitad Doble. En esta segunda parte nos cuenta acerca del desarrollo de la revista y del premio de micronovela cuya primera edición ha sido todo un éxito.


 

P—¿Qué aceptación tiene Mitad Doble entre el público malagueño? Noto que es una de las revistas culturales que más se lee, que tiene éxito.

R—Sí, la verdad es que sí. No sé si es porque somos de las poquitas que hay, que eso también puede influir, pero lo cierto es que llevamos 10 años y la verdad es que a veces me sorprendo porque me encuentro con gente que me dice «¡Ah!, que ¿tú la haces? Pues yo tengo un número que compré en no sé dónde…», como que es bastante conocida, y eso es muy bonito.

 


 

P—¿Cómo surgió la idea, tanto de la editorial como de la revista?

R—Fue una idea que tuvimos con dos amigos: Cristian y Amaro (Amaro falleció hace unos años). Primero sacamos un fanzine que se llamaba «Malacara» en el año ´98, después otro que se llamaba «Juglar», y finalmente uno que se llamaba «Mitad Doble». A mí siempre me interesó la idea de hacer fanzines y creo que las revistas culturales son una cosa muy interesante porque dan la oportunidad de publicar y de que te lean. Porque aunque sí es verdad que hay un exceso de publicación y muy poca distribución, a través de una revista cultural puedes darte a conocer y también se crea un pequeño filtro entre lo que hay disponible.

 


 

P—¿Cómo es el proceso de selección de los textos que se publican? Porque teniendo en cuenta el buen nivel que mantienen imagino que tendrán que descartar algunos textos que no satisfacen su calidad, ¿no?

R—Sí. Bueno, lo que tenemos es un consejo de edición que filtra el contenido. Lo que buscamos es que en cada número haya gente que esté consagrada, gente que esté iniciándose y gente que no haya publicado nunca.

»Y ese nivel de exigencia, se va adaptando porque no le podemos pedir lo mismo a una persona que nunca ha publicado que a alguien que sí. Buscamos adaptarnos un poco al proyecto y no que el proyecto se adapte a nosotros. Y sí, hay cosas que no se pueden publicar. También, lo confieso, hay cosas que publicamos por compromiso; pero creo que eso nos pasa a todos lo que tenemos una publicación. Pero incluso cuando hay compromiso, hay cosas que están bien y otras que no; lo que es la vida.

 


 

P—¿Y respecto a la financiación?

R—Se autofinancia. Ahí sí que hay un poco de lucha. A mí me da un poco de rabia el concepto de política cultural subvencionada o el de política cultural gratuita. Sobre todo porque lo gratuito no existe (por lo menos en esta sociedad actual) a alguien le cuesta. Entonces, si una revista de poesía la paga un ayuntamiento ya hay una censura previa; que no tiene por qué ser mala pero es censura.

 


 

P—¿A qué te refieres?

R—Bueno, normalmente cuando aquí una entidad política te está pagando una publicación cultural, lógicamente tú no vas a criticar a esa entidad política. Digamos que hay una censura casi automática. Si a mí el Café con Libros me paga la revista yo no voy a poner un artículo criticando los zumos de café con libros, que por otro lado están muy buenos, pero bueno… van haciendo eso.

»Y pienso que con eso hay que tener un poquito de cuidado porque yo concibo el arte como una forma de intentar cambiar el mundo; entonces, si tú haces obras muy complacientes, aunque a veces pueden salir cosas muy interesantes, por lo general saldrán cosas muy planas que a la gente no le van a llegar. Por eso yo creo que una revista o una publicación cultural tiene que sobrevivir por sí misma, porque sino es que a la gente no le interesa. De hecho, yo pienso que la política cultural tendría que dedicarse un poco a lo que no es rentable: a poner bibliotecas, a hacer talleres y cursos para gente de la tercera edad y para niños… Pero si yo me creo un gran escritor y me quiero publicar, no tiene por qué publicarme el estado; mejor que sea el público el que lo diga. ¿No?

 


 

P—Y por otro lado, ése es dinero que no se invierte en bibliotecas o talleres, como dices tú…

R—Claro, y además eso va generando una cultura pública de élite y provincianismo. Y va generando una cultura muy plana. Y como la cultura subvencionada no requiere un retorno de inversión pues no se revisa, no se distribuye, y quedamos un poco en lo mismo.

»Hay una frase de Walter Gropius, de Bauhouse, que dice que el artista tiene que coger la humildad del artesano y el artesano el orgullo del artista. Y pienso que es verdad. Sobre todo en Europa, estamos muy acostumbrados a eso: a buscar la subvención. Y eso te hace perder mucho el contacto con la calle. Entre un panadero y un escritor la diferencia es clara: el panadero trabaja con harina y el escritor con palabras, pero debería el escritor tener los mismos problemas económicos que el panadero y que el mecánico. ¿No?

»Por otro lado tú oyes: «Yo quiero escribir y ser famoso y ganar mucho dinero». Y eso es absurdo porque a la gran mayoría, e incluso escritores muy buenos, no les pasa eso.

Entrevista Augusto López (Segunda Parte)

 


 

P—Claro, además que hay un error en el objetivo. Si tu meta es ser famoso, mejor dedícate a otra cosa, ¿no? El objetivo debería ser querer expresarte bien, quizá ¿no crees?

R—Claro, exactamente. Y ahí podríamos entrar en el debate entre escritor profesional y no profesional que está tan de moda en Internet. A mí me parece un poco irreal porque, por un lado, si tu coges la historia de la literatura, hay muchísimos escritores que no eran profesionales, pero que escribían muy bien. Y, por otro lado, hay muchos escritores profesionales que escriben muy mal.

»Existe la idea de que si te dedicas solamente a la literatura puedes hacerlo bien. Y sí, a priori es así, pero ¿cuántas personas pueden dedicarse a escribir exclusivamente? Yo conozco a escritores y escritoras que tienen premios nacionales e internacionales y que sus libros han sido publicados por editoriales muy buenas, y que tienen otro trabajo. Vale que puede ser un trabajo relacionado con la literatura pero es que partimos de una irrealidad y un sueño absurdo; ya que de mil personas que emprenden eso solamente algunas lo consiguen.

»Y yo me pregunto ¿por qué un escritor no puede por las mañanas trabajar como camarero y por la tarde escribir? Es que ahí también hay un falso elitismo porque hasta hace bien poco los que se dedicaban a escribir eran, en general, personas que tenían dinero. Porque respetando muchísimo la labor de Gil de Biedma, de toda esta gente de Barcelona, de Ana María Matute, que me parece fascinante como escribe…, pero son personas que la tenían muy fácil para escribir: tenían medios, procedían todos de familias burguesas.

»Y yo creo que ahora mismo se está rompiendo un paradigma muy fuerte; y si de repente antes sólo escribían varones con dinero o de una determina élite social, ahora escriben mujeres, escriben camareros, escriben conductores de autobuses y claro, eso jode un poco. Y eso está replanteándolo todo. Yo creo que estamos viviendo en un momento histórico muy interesante en ese aspecto, porque se ha abierto el abanico. Pero, por supuesto, cuando se abre el abanico surgen cosas buenas y malas, como en las revoluciones. Pero lo interesante es que ya por fin podemos conocer otras voces, otras cosas diferentes.

 


 

P—El año pasado lanzaron en Mitad Doble el primer premio de micronovela. ¿Qué tal les fue?

R—Muy bien. Tuvimos 150 manuscritos y fue una sorpresa muy buena.

 


 

P—¿Y respecto al nivel de los participantes?

R—Pues hubo de todo. Muchos de los textos eran de un nivel bastante bajo; pero también encontramos textos muy buenos. Y hubo unas quince micronovelas que estaban muy bien.

 


 

P—¿Y qué características tiene que tener un texto para ser clasificado como ‘micronovela’?

R—Pues. Los que hacemos el premio somos el equipo de Mitad Doble y somos pocos y no teníamos tiempo de leer tantas novelas; entonces, decidimos pedir textos más cortitos y empezamos a darle vueltas para ver qué género nos convenía. Y a mí se me ocurrió coger una novela ejemplar de Cervantes que como es muy cortita, me pareció que podíamos basarnos en ella y llamarla, desde un punto de vista un poco promocional, micronovela.

»Y entonces cogimos «El licenciado Vidriera», un poco porque en esa novela se habla de Málaga porque los señores a los que Vidriera sirve son de Málaga, y aunque era una relación un poco azarosa nos gustó. Entonces medimos la cantidad de palabras que tenía y ese fue el límite que pusimos a la micronovela. Un concepto de lo más cogido a vuela pluma. Y tenemos la salvaguarda de que viene de Cervantes, por lo cual no nos pueden decir nada. Y, la verdad es que el género es curioso, y me parece sumamente interesante para trabajar.

»Digamos que es un relato un poco más largo de lo normal. No tiene el desarrollo de la novela. Es como un bonsay: no es una plantita pero tampoco es un árbol. Hay que corregirlo, podarlo, no sé… El próximo podríamos hacerlo de eso, novelas bonsay.

Entrevista Augusto López (Segunda Parte)

 


 

Aquí pueden leer la primera parte de la entrevista a Augusto López.



Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.