Amos Oz y la historia de Israel

«Cuando era un niño creía en la necesidad de derrotar al enemigo, ahora quiero hacer la paz con él. Pero lo básico permanece igual».

Amos Oz es un escritor que se ha hecho la fama no sólo por tener un estilo único y cuidadoso, sino porque además trabaja por construir la paz. A través de sus obras podemos acercarnos a la historia del pueblo judío en Israel y conocer el lado más humano del conflicto entre estos y los árabes.

Amos Klausner nació en Jerusalén en 1939. Hijo de padres judíos provenientes de Rusia y Polonia, Amos creció en un barrio muy pobre de Jerusalén llamado Karem Abraham, un sitio que, según lo expresa el autor, era triste y lúgubre. Amos se pregunta: «¿Tendrá este lugar algún día alguien que lo añore?». Si leemos la obra de Amos comprendemos que toda ella responde a esa sarcástica pregunta, pues él es de los que añoran ese gran campo de refugiados donde se crió, donde aprendió a leer, a escribir, donde debió enfrentarse a la muerte por primera vez, donde debió tomar partido y decidir abandonar a su padre por no compartir sus ideas de judío ultra ortodoxo a favor del sionismo puro, deseoso de que el pueblo judío eliminara a los árabes y se hiciera con todo el Estado de Palestina, costase lo que costara.

A partir de ese momento adoptó su nuevo apellido, Oz, que en hebreo significa fuerza y valentía, fue la forma que encontró de afianzar sus ideas y de sentirse seguro de sí mismo.

Algunas de las cosas que más le maravillaban de aquel barrio son los sentimientos que unificaban a las personas, todas provenían de un país que amaban y sentían un amor frustrado por su tierra de origen, y todos querían comenzar completamente de nuevo.

Este escritor es un indiscutible merecedor del Premio Nobel por su impresionante labor, sin embargo, año tras año se lo va postergando, ancestral costumbre de los suecos de entregar a tiempo tardío dicho galardón.

Amos Oz, su obra y la paz de Israel

En su relato, «Nostalgia», plantea la vida de un hombre bueno, filosófico, amable, que en vísperas de un momento histórico que sabe cambiará el destino de su pueblo, debe enfrentarse a la muerte, aceptar que no vivirá para contarlo. «No es fácil escribir sobre un buen hombre, de forma convincente, los grandes personajes literarios son perversos». Y a lo largo de todas sus historias se puede encontrar a un hombre entristecido por los sufrimientos ocasionados a su pueblo que sólo desea que se establezca la paz y que Israel conozca el verdadero significado del concepto armonía.

Amos es uno de los fundadores de la organización Paz Ahora, que promueve la paz en Israel y a través de la cual intenta ayudar a su pueblo a reconciliarse con los árabes y crear un espacio donde vivir sea un derecho que todos puedan practicar por igual, sin importar la religión de cada uno. Su madurez actual lo llevó desde un punto de vista derechista y belicista, similar a la ideología política de su padre, a uno de paz y tranquilidad, el fruto de un trabajo y una vida dedicada a pensar las cuestiones de lidias y problemáticas tribales entre árabes y hebreos.

Pero llegar a ser el hombre convencido por la paz que hoy es no fue sencillo, debió soportar muchas pérdidas, e incluso luchar en dos guerras (en 1967 y 1973), para convencerse de que el único camino posible para conquistar la paz era el diálogo y la tolerancia, por la que aboga en sus historias, por las que lucha con su estilo literario que lo caracteriza y que lo pone en un espacio destacable, merecedor de alabanzas.

La política y la literatura

Definir el punto de vista de Amos dentro de una cartelera política es imposible, no se lo puede colocar en la derecha pero tampoco decir que es zurdo, ambos extremos lo detestan y critican desmesuradamente; pese a ello, intenta consolidar la paz, promover el diálogo entre los opuestos.

Para eso, por ejemplo, envió a Marwan Barghouiti, uno de los dirigentes palestinos más populares que se halla cumpliendo la cadena perpetua por asesinato, un ejemplar de su obra «Una historia de amor y oscuridad», con una dedicatoria especial, donde le explica que ese libro habla de «nuestra historia. Espero que la lea y nos comprenda mejor, como nosotros intentamos comprenderles a ustedes. Con la esperanza de encontrarnos pronto en paz y libertad.»; no sabe ni siquiera si el libro llegó a manos de Barghouti, sin embargo, cree que cualquier cosa es mejor que no intentarlo.

Dicha dedicatoria fue motivo suficiente para que cayeran sobre él miles de críticas, desde la extrema derecha y desde la izquierda radical. «Suelo verme en medio del fuego cruzado, lo cual, creo, tiende a confirmar que voy por el buen camino».

Una historia de amor y oscuridad

Esta obra es considerada su obra maestra. En ella se narra la historia de Israel desde la visión de un niño (que es él, es su historia). Muestra un Israel bajo el mandato británico, una infancia dificil, la presencia de la guerra, el suicidio de su madre y miles de otras experiencias que lo han marcado considerablemente.

De pequeño confiesa que quería que los británicos se fueran para que comenzara la guerra contra los árabes, hasta que los judíos vencieran y lograran fundar el Estado Judío, en la tierra prometida, Israel. Cuando comprendió de qué se trataba la guerra, cuando en 1948 la Legión Árabe de Jordania cercó la zona judía de Jerusalén y vivió de cerca el hambre y la sed, los constantes bombardeos y vio pasar cadáveres frente a él en la calle, supo que no le gustaba, que no era buena y que no debía ocurrir… pero ocurría.

Tuvo que vivir muchos años para lograr madurar las experiencias y los recuerdos, etiquetando cada cosa referente a su historia, y finalmente poder escribir: «Una historia de amor y oscuridad«. Pudo hacerlo recién a los 60 años, cuando consiguió hacer las paces con sus padres, con quienes estuvo enemistado durante años. El día en que consiguió verlos de otra forma, pudo contar su historia.

En esta obra presenta uno de los grandes misterios de su vida, el que asegura aún no ha podido resolver, el por qué de los porqués…«¿cómo pudieron dos muy buenas personas, hombre y mujer que se quieren, amables, considerados, civilizados, cómo pudieron producir una tragedia como la que se dio en mi casa, en mi familia? No tengo la respuesta.»

Comentarios2

  • Raoul Shade

    Si me permites hay dos errores: 1) son los suecos, y no los suizos, quienes otorgan el Premio Nobel; y 2) esos académicos de Literatura saben muy poco. Aquí mi artículo: “Sobre la implacable inutilidad del Premio Nobel de Literatura” en http://www.laprensa.com.ni/2010/03/06/opinion/18209

  • Téxil Gardey

    Muchas gracias!! Ya está corregido, no sé en qué estaría pensando 🙁
    Un beso



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