Al descendiente de la pareja compuesta por María Calderón y Francisco Estébanez le decían “El Solitario”. Su nombre era Serafín Estébanez Calderón y, además de destacarse en el campo de la escritura, sumó experiencia como historiador, político y experto en el arte flamenco.
Este hombre multifacético nació el 27 de diciembre de 1799 en Málaga, la ciudad española donde residió hasta el fallecimiento de sus padres. En su juventud se instaló en Granada: allí se formó en Humanidades y Leyes.
En octubre de 1822, años después de haber conseguido una cátedra de griego, se sumó al colegio de Málaga para ejercer como abogado. Por esa misma época obtuvo, por oposición, la cátedra de retórica en el Seminario de Málaga.
Tras refugiarse unos meses en Gibraltar, Estébanez Calderón retornó a Granada para matricularse. En 1830, después de abrir un bufete en Málaga, se mudó a la capital española y empezó a enviar textos de su autoría a “Correo Literario y Mercantil”.
En 1831, mismo año en que lanzó “Poesías”, el autor fundó acompañado por Ramón Mesonero Romanos la publicación literaria conocida como “Cartas Españolas”. Temporadas más adelante asumió el desafío de redactar el boletín editado por la Junta de Coemrcio y aceptó dirigir “Diario de la Administración”.
A lo largo de su vida, además, fue auditor general del Ejército del Norte, jefe político de Logroño, estuvo al frente de la cátedra de árabe en el Ateneo de Madrid, aportó composiciones poéticas a “El Observatorio Pintoresco” y abrió en Sevilla un Museo de Pintura y Escultura, por citar otros de sus roles y actividades.
“Escenas andaluzas”, “Historia de la infantería española” y “La golondrina” son trabajos que forman parte del legado artístico de quien, en enero de 1839, contrajo matrimonio con Matilde Livermore y Salas, con quien trajo al mundo un hijo.
El 5 de febrero de 1867 (o el 15 de ese mismo mes, de acuerdo a algunas fuentes), Serafín Estébanez Calderón falleció en Madrid.
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