Jean-François Regnard

Si viajamos en el tiempo y buceamos en la historia de las letras francesas, por proponer un caso específico, rescataremos del olvido la vida y obra de Jean-François Regnard, un dramaturgo y escritor que, a lo largo de su trayectoria, desarrolló relatos de viajes, poemas, novelas y comedias que han vuelto inmortal a su figura.

RegnardEste hombre perteneciente a una familia de comerciantes que le brindó una clásica y buena educación nació el 7 de febrero de 1655 en París.

Desde muy joven mostró su rebeldía y su espíritu aventurero al oponerse a llevar una existencia ordenada y dejándose interesar y cautivar por vicios, costumbres y experiencias que le daban placer pero le quitaban estabilidad personal. Cuando su padre falleció, por ejemplo, destinó la herencia a solventar gastos de viajes. Uno de los países que visitó por ese entonces fue Italia, donde no pudo resistir la tentación de perderse en el camino de las apuestas y el juego.

En 1681, años después de haber sido capturado por piratas y comercializado en Argel como esclavo (situación de la cual se libró cuando el cónsul francés pagó su rescate), el autor recorrió Flandes, Dinamarca, Holanda, Suecia, Hungría, Turquía y Polonia, entre otros rincones. A Francia retornó en 1683 con planes de permanecer allí de manera estable.

“Arlequín, hombre de buena fortuna”, “La coqueta”, “El jugador”, “Provenzal”, “Sátira contra los maridos”, “El distraído”, “El carnaval de Venecia”, “Las locuras amorosas” y “El legatario universal” son algunos de los títulos que permiten apreciar en español las habilidades artísticas de este escritor que falleció el 4 de septiembre de 1709 en su castillo de Grillon. Sus restos, según señalan quienes se dedicaron a estudiar su vida y obra, fueron enterrados en la iglesia Saint-Germain-d’Auxerre ubicada en la localidad francesa de Dourdan, donde se colocó una placa en su honor.



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