Helen Bailey

Ponteland, una localidad cercana a Newcastle, vio nacer el 22 de agosto de 1964 a Helen Bailey. Esta mujer inglesa que se destacó por sus libros orientados a lectores adolescentes se volvió muy conocida a nivel mundial debido a los macabros pormenores de su muerte.

Helen BaileyBailey se formó en el Ponteland High School y luego se especializó en el Thames Polytechnic de Londres, graduándose en Fisiología. Sin embargo, pronto empezó a trabajar en los medios de comunicación, realizando tareas vinculadas al marketing.

En 2008, con “Life at the Shallow End”, inició formalmente su carrera literaria. Este libro forma parte de una serie conocida como Crazy World of Electra Brown, que también incluye trabajos como “Taking the Plunge”, “Out of my Depth”, “Falling Hook, Line & Sinker” y “Swimming Against the Tide”.

Otras series creadas por Bailey son Willow the Woodsprite, Felicity Wishes y Topaz, sumando más de una veintena de libros para niños, adolescentes y jóvenes adultos. Gracias a su producción literaria, en 2010 fue nominada para la distinción “Queen of Teen” que concede Book People.

Un año más tarde, la tragedia se hizo presente: su esposo John Sinfield murió ahogado en Barbados mientras la pareja disfrutaba sus vacaciones. Llevaban quince años de matrimonio y más de dos décadas de relación sentimental. Bailey plasmó su duelo y narró cómo logró salir adelante en “When Bad Things Happen in Good Bikinis”, su primer libro para adultos.

Tiempo después de la muerte de Sinfield, Bailey inició un noviazgo con Ian Stewart. El 11 de abril de 2016, Stewart denunció la desaparición de la escritora, quien había sido vista por última vez mientras paseaba a su perro. El 15 de julio del mismo año, la policía halló los restos de la mujer y de su mascota en la fosa séptica de su vivienda. Tras este descubrimiento, Stewart fue detenido. Las pericias posteriores indicaron que Helen Bailey fue drogada con zopiclona –un fármaco que un médico le había recetado a su marido– y que podría haber sido arrojada con vida a la fosa donde su cadáver fue encontrado. Cabe destacar que Stewart era el principal heredero de la fortuna de la autora, valuada en más de 4 millones de euros.



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